5 años de horrores para Leo Messi: de Florentino a Marta Silva

La Abogacía del Estado dio luz verde a exculpar al futbolista, pero Hacienda lo frenó

Albert Llimós
4 min
Leo Messi entrant a l’Audiència de Barcelona, el juny del 2016, on va ser jutjat per frau fiscal.

BarcelonaLa pesadilla se alargará un poco más. El proceso judicial que ha perseguido a Leo Messi desde 2012, cuando salió a la luz pública su fraude fiscal, ha sido durísimo para el jugador. Hasta el punto que el argentino tomó en serio la posibilidad de irse del Barça y abandonar España, un escenario que trasladó al club y a las personas que le rodean.

Messi ha tenido que sentarse en el banquillo. Con más de 200 periodistas inmortalizando su entrada en la Audiencia de Barcelona tuvo que escuchar cómo el abogado del Estado Mario Maza lo tildaba de "capo criminal". Ha sido un proceso polémico, en el que la mirada acusadora de Barcelona se ha dirigido sobre todo al palco del Santiago Bernabéu. En el entorno del futbolista y también en la zona noble del Camp Nou siempre se ha defendido que ha habido presiones para dar al caso una dimensión mucho mayor que en los casos de otros futbolistas en situaciones similares, como Cristiano Ronaldo. Y concretamente, desde el Barça -por ejemplo Gerard Piqué- se dirigió el punto de mira hacia Florentino Pérez y su ex secretaria en la junta del Madrid, la ex abogada general del Estado Marta Silva. La tesis para cuestionar la figura de Silva se sustentaba en que, mientras que la fiscalía no acusó nunca a Messi y centraba las culpas del fraude fiscal en su padre, Jorge, la Abogacía del Estado que ella dirigía mantuvo firmemente la acusación.

Pero, como suele ocurrir en la vida, no todo es blanco o negro. Durante estos cinco años ha habido muchos grises. O lo que es lo mismo, dos intentos de pacto para evitar los 21 meses de prisión a los que ha sido condenado y ratificado Leo Messi. Y uno de estos pactos tuvo luz verde, precisamente, de Marta Silva. Todo arrancó en los estudios de Catalunya Ràdio una madrugada. Después de una entrevista a un experto en la materia, Josep Maria Minguella intercedió para intentar buscar una solución al caso que perseguía al crack del Barça. El ex agente de futbolistas, que mantiene una gran relación con la familia Messi, montó un encuentro en su casa para explorar las posibilidades de que hubiera un acuerdo. Asistió Alfonso Nebot, uno de los hombres del círculo de confianza del futbolista y encargado de su fundación. El siguiente paso, una vez los Messi autorizaron que explorara el acuerdo, fue ya en Madrid. En una cena en la capital española se interpeló a Marta Silva, a través de un amigo suyo, sobre la posibilidad de llegar a un pacto que dejara fuera al futbolista de manera que la causa siguiera sólo contra su padre, Jorge. La entonces abogada general del Estado lo aceptó: a pesar de ser un caso goloso, el desgaste era grande, argumentó.

Dicho y hecho, entre el otoño de 2015 y marzo de 2016 se buscó la manera de llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes implicadas. Del despacho de Mario Maza salió una primera propuesta hacia Madrid, con el beneplácito de Jorge Sánchez, entonces abogado del Estado jefe en Cataluña. El correo de Maza iba dirigido a Edmundo Bal, jefe del departamento penal de la Abogacía del Estado y que era el hombre encargado de trasladar la propuesta a la Agencia Tributaria. Y lo hizo, a través de un correo electrónico y una conversación telefónica con Caridad Gómez-Mourelo, jefa de la unidad de delitos fiscales de Hacienda. Pero la propuesta pactada con la Abogacía del Estado se tumbó con extrema celeridad. "No podemos admitir que el sujeto pasivo del impuesto sobre la renta de las personas físicas aparezca como que no sabe nada y se excluya, porque nadie pagaría nada", respondió la interlocutora poco después de recibir la oferta.

La Agencia Tributaria, bajo el paraguas de Cristóbal Montoro, fue quien obligó a que el proceso siguiera contra Messi. Eso sí, hizo llegar una propuesta al argentino para evitar el juicio. Aunque nunca se plasmó sobre papel, la oferta que consensuaron Gómez-Mourelo y Bal era de "cuatro meses de prisión" para cada uno de los tres delitos fiscales que había cometido el futbolista, es decir, un año de prisión en total y una multa del 40% de la cantidad defraudada: poco más de un millón y medio de euros, algo menos de lo que ratificó el Supremo ayer. Para el padre del futbolista se proponía una condena idéntica. "Se le ofreció un trato muy favorable porque había hecho de manera inmediata los pagos", explica una de las fuentes consultadas. Y explicitan, para ponerlo en contexto, que en estas situaciones, cuando les llega un caso de esta magnitud, "las multas son del 125%" -rebajadas al 50% si se admite la culpa-. "Teniendo en cuenta que la vía penal debe ser más dura, era un buen trato", explica uno de los implicados. El no de Montoro supuso que la Abogacía del Estado volviera a su posicionamiento inicial. Cambio de chip, hasta el punto de que Maza fue durísimo con Messi durante el juicio del año pasado. "El protagonismo pudo con él", lamenta un compañero suyo.

Al igual que la Agencia Tributaria tenía una línea roja, los Messi también. Prefirieron ir hasta el final, rechazando la oferta que se les trasladó, porque en ningún caso estaban dispuestos a aceptar la culpabilidad del jugador. Messi tenía que quedar fuera. Además, el abogado de la defensa, Enrique Bacigalupo, tenía claro que el tema debía terminar en el Supremo, un escenario que él conoce porque fue magistrado durante más de dos décadas. Pero la estrategia no funcionó. "Les ha salido mal la jugada", sentenciaba uno de los implicados.

La primera aproximación para buscar un pacto fue al principio del proceso, justo después de que declarara en Gavà, cuando Cristóbal Martell llevaba la defensa de Messi. El argentino prefirió ir hasta el final para defender su inocencia y, de momento, no lo ha conseguido.

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