El fantasma de Grecia, sobre Cataluña

La vicepresidenta queda al margen de la operación Rajoy-Guindos sobre el Sabadell y CaixaBank

Ernesto Ekaizer
3 min
El selectiu espanyol va entrar en números vermells des de primera hora del matí empès pels bancs catalans.

MadridUn espectro recorre Cataluña: el espectro de la crisis financiera que se desencadenó el 5 de julio de 2015 en Atenas cuando salieron los resultados contrarios al memorándum de medidas e ajuste propuesto por la Troika. Solo que esta vez el protagonista no es el Banco Central Europeo (BCE), que en aquellos días cerró, el grifo del crédito para provocar la asfixia financiera del sistema por la presión del Eurogrupo, sino dos grandes instituciones, Sabadell y Caixa, las que han querido ponerse a buen cubierto.

El día D fue el pasado miércoles, el día después de la huelga general del martes 3 de octubre contra la represión del 1-O. La caída de los bancos Sabadell y Caixabank en la Bolsa de Madrid movilizó a al presidente del primero, Josep Oliu y a Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, cuyas relaciones personales con el ministro de Economía, Luis de Guindos, han sido siempre muy fluidas, y más en los momentos actuales.

El Sabadell aprovechó un decreto de 2015 para adecuar sus estatutos y trasladar desde su junta general de accionistas a su consejo de administración la facultad de autorizar ciertos cambios, como el de la sede social, pero Caixabank lo dejó para más adelante. La idea de que el cambio de sede se interpretara negativamente en Cataluña frenó la decisión de adaptar sus estatutos.

Pero a la luz de la situación posterior al 1-O ambas entidades decidieron pasar a la acción, solo que Caixabank no podía actuar como Sabadell porque tenía que pasar la propuesta por la junta de accionistas y ello suponía que la celebración de la misma podía alargarse hasta cinco semanas. Entra aquí el ministro Luis de Guindos, el único de los ministros de este Gobierno que acudió a Els Matins de TV3 para una entrevista en medio del tsunami, el jueves 28 de septiembre, a tres días del referéndum del 1-O. Esa visita a TV3 no fue bien recibida en círculos del Partido Popular, ni en la vicepresidencia del Gobierno. Soraya Sáenz de Santamaría es quien coordina la cuestión catalana y TV3 es una de sus bestias negras.

Guindos vio enseguida que ayudar a las empresas catalanas deseosas de cambiar de sede –por el hecho de transmitir la sensación de que la independencia tendrá costes irreversibles en la vida económica y social– podía tener más eficacia que otras medidas jurídico-penales y policiales. Fuentes consultadas señalan que, como es obvio, habló con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el pasado miércoles, día 4 de octubre.

Soraya Sáenz de Santamaría fue informada a posteriori sobre lo que se había cocido: se daría apoyo a las empresas que quisieran marcharse vía un decreto. Eso permite que el cambio de sede de Caixabank, tras la decisión de Sabadell, se pueda hacer de manera inmediata, sin esperar a las cinco semanas, de haberlo planteado a través de la junta de accionistas.

La vicepresidenta tampoco las tiene todas consigo en relación a determinados movimientos con la red exterior del ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, un hombre que siempre ha sido visto como de su confianza. Aunque ciertas fuentes estiman que la vicepresidenta podría presentar algún reproche en el consejo de ministros de este viernes por fallos de coordinación como los apuntados, otras creen que no tronará el escarmiento. Sobre todo cuando Rajoy in person ha estado comprometido en la operación del cambio de sede de Sabadell y el que proyecta Caixabank.

El momento de los anuncios, ayer y previsiblemente hoy, tiene el don de la oportunidad, ante una posible declaración de independencia –cada vez menos segura– en próximas fechas.

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