Preguntas que exigirán respuesta

Esther Vera
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La vicepresidenta del govern espanyol, Soraya Sáenz de Santamaría, durant la roda de premsa posterior al consell de ministres. EFE

Después del impacto del atentado yihadista y de valorar los ingentes esfuerzos de los Mossos, tras entregar los cadáveres a sus familiares y curar a los heridos, de valorar la solidaridad ciudadana y la aparición pública conjunta del Gobierno y el catalán, después de ver la sensatez de hacer una cabecera de manifestación con protagonistas y no con políticos... después de todo eso, cuando baje la tensión, llegará el momento de hacer balance y actuar en consecuencia. De hablar de la rapidez con que se extienden las más bajas pasiones en las redes sociales, de qué tolerancia a la violencia demuestran muchos de los que nos rodean, de la velocidad a la que se lava el cerebro a unos jóvenes que estaban aparentemente integrados en nuestra sociedad, de lo nerviosos que se ponen algunos cuando se habla catalán y más si es catalán de Santa Coloma de Gramenet. Tendremos que denunciar las consecuencias de la falta de lealtad institucional del gobierno español. De que la vicepresidenta del gobierno no garantiza el acceso a Europol aunque depende de su propio gobierno. También tendremos que aclarar quién era realmente el imán al que se dio arraigo después de la prisión. Los ciudadanos tendrán tiempo de valorar quién ha hecho el trabajo, quién les ha tratado como adultos, quién ha desaparecido, quién ha demostrado su mezquindad. Cómo las fuerzas vivas españolas (con el cura incluido) y sus portavoces han intentado embarrar políticamente el drama. Como admitía uno de ellos en privado, "por encima de la verdad está la unidad de España".

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