La vida, el amor, la muerte y el periodismo

Hay un estilo ARA. Una manera de hacer las cosas. Un espíritu en el que nos reconocemos todos los que hacemos cada día el diario. Un estilo que es el de sus lectores y una huella que es de Carles y la redacción

Esther Vera
2 min
Comiat de Carles Capdevila de la redacció, el novembre del 2015

«Hablamos con entusiasmo de la vida, hablamos con curiosidad del amor y hablamos con respeto de la muerte. Los tres grandes temas. ¿O es que hay algo más?», escribía Carles sobre una conversación con la periodista Svetlana Aleksiévitx. Carles, liderando y rodeado de talento y de unos inversores valientes y poco convencionales, puso en marcha un diario digno de la mejor Cataluña. La del país que mira al mundo sin complejos. El ARA nació del entusiasmo y en contra de los elementos y casi siete años después del primer número es un proyecto consolidado, libre, valiente y hermoso.

Hay un estilo ARA. Una manera de hacer las cosas. Un espíritu en el que nos reconocemos todos los que hacemos cada día el diario. Un estilo que es el de sus lectores y una huella que es de Carles y la redacción. Como dice el refrán, Dios los cría y ellos se juntan, y Carles se supo rodear de gente que entiende la profesión y la vida de manera similar.

Este es un diario curioso donde los últimos años, en vez de oir decir que el periodismo había muerto y que el papel desaparecería de manera inminente, inventaba una cabecera nueva y se luchaba contra el pesimismo y la gratuidad. En todos los sentidos.

Un diario no es una persona. Entiendo un diario como una orquesta que suena mejor cuanto mejores sean los músicos y cuanto más virtuosos sean los solistas. Sin embargo, la personalidad y la excelencia de una orquesta debe mucho a su director y Carles ha sido excepcional. Con sentido del humor y talento ha sabido rodearse de periodistas enamorados de la profesión, que han desafiado y desafían las trompetas del permanente anuncio del fin del periodismo. El mejor ejemplo contra el pesimismo ha sido él, con capacidad de trabajo y poniendo el foco en los temas sociales verdaderamente importantes, animando las ideas que podían hacer del diario un lugar de reflexión rico, útil y bonito. Así también hemos entendido el ARA en esta nueva etapa que dirijo y lo continuaremos entendiendo: libre, hermoso y útil para el país excelente que queremos.

Personalmente le debo a Carles una transición amable. Enfermo, ha continuado escribiendo. Ha sabido mantener el equilibrio entre dejar hacer y sentirlo presente. El primer día que nos vimos en el despacho donde estaba escrito en la puerta Director -añadimos después una a final- nos conjuramos a favor del diario y nos prometimos que no atenderíamos a maledicencias, ni reproduciríamos algunas de las miserias del sector. Gracias. Todo mi respeto y agradecimiento por el trabajo realizado y por haber pasado el testigo con generosidad. Hoy es un día triste para los que hacemos este diario y para los que lo leáis, pero sabemos lo que tenemos que hacer. Continuamos.

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