Núria Bosch

Los 'papeles de Panamá' o el escándalo del fraude fiscal

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Set països obren investigacions sobre els ‘papers de Panamà'

Hoy, 6 de abril, comienza la campaña para la declaración del IRPF del 2015. Es un impuesto que directa o indirectamente afecta a la mayoría de ciudadanos. Su pago les es totalmente perceptible, por lo que nos damos cuenta de que lo soportamos. No ocurre como en otros tributos, como el IVA: muchas veces, camuflándose en el precio de los bienes y servicios que consumimos, cuesta más ser conscientes de que lo pagamos. Además, para la mayoría de contribuyentes (un 80% de las rentas declaradas son salarios) es muy difícil cometer fraude en este impuesto, ya que la administración tributaria conoce exactamente las rentas laborales percibidas por las retenciones del impuesto que se han ido haciendo durante el año.

Este perfil de contribuyente ve que estos días surge otro escándalo de fraude fiscal a nivel mundial y que afecta a personas adineradas de varios países, conocidas mundialmente por sus actividades políticas, profesionales o artísticas. Algunas de estas personas son, obviamente, de España. Es el caso de los denominados papeles de Panamá. Grandes fortunas que evaden el pago de impuestos mientras este contribuyente prototipo y asalariado al que nos hemos referido sabe que la Agencia Estatal de Administración Tributaria conoce el 100% de sus ingresos percibidos durante el año y que, por lo tanto, es imposible cometer fraude fiscal.

Hay que decir que no siempre las conductas para pagar menos impuestos son ilegales. Muchas veces es la misma legislación la que tiene rendijas que facilitan pagar menos tributos. Es lo que se conoce como elusión fiscal. Todo el mundo sabe que las grandes multinacionales tienen sistemas de trasvase de rentas para intentar minimizar los beneficios en países con impuestos altos y maximizarlos donde son bajos. De hecho, el proyecto BEPS de la OCDE intenta corregir esta problemática de los sistemas fiscales internacionales que permiten estas actividades. Otro ejemplo de elusión fiscal es el sistema de módulos existente para autónomos en el IRPF español, que hace que de una manera legal se reduzca la carga fiscal, en subestimar la base imponible.

De todos modos, el asunto de los papeles de Panamá no es un caso de elusión fiscal, sino de evasión fiscal, es decir, de ocultación de rentas para no pagar impuestos o fraude. ¿Se puede evitar el fraude fiscal? ¿Se dedican a ello los recursos y las medidas necesarias? La respuesta es que seguramente podría disminuir si se tomaran ciertas medidas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que muchos de los instrumentos actuales de la economía financiera son muy complejos y de difícil comprensión, lo que facilita que se exploten las legislaciones vigentes para hacer los entramados legales que permiten el fraude fiscal.

Recientemente, el profesor James Alm, de la Universidad de Tulane (EEUU), en un documento del Instituto de Economía de Barcelona clasificaba las estrategias para controlar el fraude fiscal en tres categorías. La primera consiste en incrementar la probabilidad y la amenaza del castigo. Incluye iniciativas como aumentar los procesos de comprobación y mejorar la calidad de las inspecciones, hacer publicidad de las condenas por evasión fiscal a los medios, utilizar más la retención en origen de las rentas obtenidas, incrementar las sanciones por fraude y, sobre todo, mejorar el intercambio de datos fiscales entre gobiernos o países.

En este sentido, España y 52 estados más firmaron el 29 de octubre de 2014 en Berlín el acuerdo para el intercambio automático de información fiscal internacional, que se sitúa en el marco de un convenio en materia fiscal del Consejo de Europa y la OCDE. El acuerdo permite la identificación de los números de las cuentas, de los titulares, ya sean personas físicas o jurídicas, de los saldos o el valor efectivo de los intereses, los dividendos y las rentas y los ingresos derivados de la venta de bienes. El calendario de implementación de este acuerdo es escalonado y comenzará en 2017, habiéndose adherido a él actualmente otros países y territorios distintos de los iniciales. Entre estos países están Andorra y Suiza, pero no Panamá.

La segunda estrategia es mejorar el acceso a los servicios fiscales, dejando de considerar el contribuyente como un posible delincuente, sino tratándolo como un cliente. Se tienen que ofrecer servicios tales como ayudar a los contribuyentes a hacer las declaraciones impositivas y cumplir con sus obligaciones fiscales, mejorar el asesoramiento telefónico y de la web, y simplificar los formularios fiscales y el proceso de pago de impuestos.

La tercera estrategia va dirigida a modificar la cultura tributaria. Se debe vincular el pago de impuestos a los servicios públicos, dar información sobre a qué se dedican los ingresos fiscales. De esta manera el contribuyente ve la utilidad de sus pagos.

Los casos de fraude como el mencionado hacen que los ciudadanos pierdan la fe en las instituciones fiscales y en los gobiernos. Y más cuando se conocen las cifras de fraude fiscal, que en España se estiman entre el 19% y 26% del PIB. Con los recursos que se dejan de ingresar podríamos alcanzar el nivel de gasto público de nuestros socios comunitarios, mejorando la prestación de los servicios públicos. Por todo ello, es obvio que el asunto de los papeles de Panamá no deja indiferente a nadie.

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