Ideólogos disfrazados de “profesores”

Albert Pla Nualart
2 min

Informar sobre las vacunas y, más concretamente, sobre los riesgos que comportan, es un reto de primera orden para los medios informativos. Dirimir la frontera entre ciencia, ideología y otros intereses no resulta fácil. Por ejemplo, Teresa Forcades (¿qué se ha hecho de ella?) y Salvador Massip son dos doctores en medicina y -afirmando que se basan en la ciencia- opinan muy diferente sobre las vacunas. ¿Merecen por igual una tribuna en los medios? No, porque apelando a lo que llamamos comunidad científica, vemos que una parte de lo que defiende Forcades -como por ejemplo la eficacia de la MMS-suscita un rechazo científico bastante general, cosa que no pasa con Massip. Y si esto pasa con las ciencias naturales, ya no hace falta decir qué pasa con las humanas.

El experto es alguien que sabe cosas y nos las enseña; que no opina, sino que informa y divulga. Le denominamos “profesor” y le escuchamos como alumnos. Por lo tanto, bajamos la guardia del sentido crítico porque damos por hecho que lo que dice tiene un aval científico -es, en el fondo, también discutible, pero mucho menos que una simple opinión-. Y esta tribuna -este género informativo- da más peso e influencia a todo lo que afirme. Si hace de tertuliano, topa con otros tertulianos, se excita, se contradice. En cambio, si tiene una sección de experto para él solo, tiene tiempo, tranquilidad y crédito para ser mucho más eficaz a la hora de conformar la opinión pública.

Por todos estos motivos, los medios -y todavía más los públicos- tienen que ser muy rigurosos cuando dan estas tribunas. Tienen que asegurarse que el experto las usará para informar y divulgar y no para opinar y adoctrinar: para ejercer de ideólogo. Y no estoy diciendo que los medios no dejen hablar a los ideólogos -son fundamentales para el debate público- sino que no los disfracen de expertos científicos que se limitan a informar y a divulgar. Vamos a un caso concreto. Desde su tribuna de experto en Catalunya Ràdio -en una sección titulada Informe-, martes, Sala y Martín nos informaba que no tiene sentido poner trabas a Amazon o boicotearla, y que es “insultante valorar las compañías por lo que pagan en impuestos”, como había dicho Ada Colau.

¿Nos informa Sala y Martín cuando dice esto? ¿Lo tenemos que escuchar como escuchamos a un experto, un profesor? ¿O más bien ejerce de ideólogo? Diría, como mínimo, que lo que hace tiene muy poca relación con lo que hace Massip cuando habla de las vacunas. Decía Sala y Martín en el 2014 a Terribas que los estudiantes de la Universidad de Colúmbia, cuando llegan, tienen la suerte de tener dos profesores de macroeconomía: a él, y al premio Nobel Joseph Stiglitz. Son -decía- “dos visiones radicalmente diferentes del mundo, y los estudiantes tienen acceso a los dos puntos de vista”. Es una suerte que no tiene la audiencia de los medios públicos catalanes. Y esto me hace pensar que, desde un punto de vista académico -de comunidad científica (no de intereses económicos) -, tiene mucho más crédito y prestigio el punto de vista “radicalmente diferente” de Stiglitz. Un punto de vista al que lo que le parece insultate, como a Colau, es que Amazon pague los impuestos que paga.

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