La ONU deja de ser la ONU cuando habla de los presos políticos

BarcelonaEl periodismo comete a menudo el pecado de sinécdoque: toma el todo por la parte o la parte por el todo. Leemos cosas como "El periódico The Guardian se posiciona a favor de..." y, a menudo, es solo el artículo de uno de sus columnistas elevado a categoría si su punto de vista coincide con el del medio que se hace eco de ello (mientras los de signo contrario son sencillamente ignorados). Después, el mismo periódico publica otra columna en contra del mismo asunto y la cosa se invierte.

Hay casos, sin embargo, en los que la sinécdoque es defendible. Pienso en la ONU. Un organismo con una organización muy compleja y llena de unidades que trabajan con gran autonomía. Debe de ser la única manera de resultar operativo: si todo tuviera que pasar por la Asamblea General podríamos esperar siglos. Estos días hemos visto cómo el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU ha criticado la prisión preventiva de los líderes independentistas. La prensa españolista se ha apresurado a menospreciar esta voz, subrayando que se trata solo de un "grupo de trabajo", como si fueran cuatro incompetentes sin autoridad alguna. Es evidente que no se trata de una opinión sancionada por la cúpula, pero sí es el veredicto del departamento que estudia estas cuestiones. Por lo tanto, cuando El País titula "Un grupo de trabajo de la ONU ve arbitraria la prisión de Junqueras y los Jordis", está insuflando su línea editorial en el redactado. Sobre todo si lo comparamos con el titular que dieron cuando el mismo grupo de trabajo reclamó la libertad de Leopoldo López. Entonces, el periódico de Prisa tituló sin tapujos "La ONU exige la liberación del opositor venezolano Leopoldo López". Muy coherente. Parafraseando a Groucho Marx: estos son mis criterios con las sinécdoques, pero cuando no me convienen, tengo otros.