LA NEVADA de estos días ha hundido el tejado de LaFinal, edificio señorial que preside la plaza Catalunya de Porrera, donde la bodega Vall Llach tiene las tinas, la maquinaria y los vinos de las últimas añadas. En condiciones normales, estos vinos ya no estarían, sino que habrían sido exportados a los Estados Unidos, pero la pandemia también ha afectado al comercio internacional. En estas horas en que las adversidades parecen encadenarse, nos es más importante que nunca expresar y practicar la solidaridad los unos con los otros. Deseamos a los amigos Lluís Llach y Albert Costa que más pronto que tarde se hagan realidad los versos de Martí y Pol, tan gratos en la bodega porrerenca: "Dia vindrà que algú beurà a mans plenes l’aigua de llum que brolli de les pedres d’aquest temps nou que ara esculpim nosaltres" (“Dia vendrá que alguien beberá a manos llenas el agua de luz que brote de las piedras de este tiempo nuevo que ahora esculpimos nosotros”).