Hay Lesmes para rato

Ni PP ni PSOE están especialmente interesados en renovar el gobierno de los jueces

Ernesto Ekaizer
3 min
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Madrid“No sé por qué, pero los presidentes del CGPJ y del Tribunal Supremo siempre empiezan o terminan estando a partir un piñón con las vicepresidentas”, señala una fuente judicial al confirmar, como era previsible, que no habrá renovación del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), según ha quedado claro en la reunión del líder del Partido Popular, Pablo Casado, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y puede decirse, según todas las fuentes consultadas por ARA, que Carlos Lesmes, en efecto, mantiene relaciones estrechas con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

En agosto de 2018, Sánchez y Casado se reunieron durante casi tres horas. En aquellas fechas, el PP contaba con 137 escaños en el Congreso y 130, mayoría absoluta, en el Senado.

Según los medios de comunicación, no hubo acuerdos de calado. Pero estaban equivocados. Sánchez y Casado pactaron renovar el CGPJ. Y entre septiembre y noviembre procedieron a ello en el Congreso y el Senado. Solo faltaba poner la guinda: acordar el nombre del presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ. Y también lo consiguieron: Manuel Marchena dejaría el tribunal del procés, ya formado, y sería el futuro presidente del Supremo y del CGPJ.

Pero el célebre WhatsApp del portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, lo estropeó todo el 17 de noviembre de 2018. Cosidó, para explicar a sus conmilitones que aceptar 10 vocales conservadores contra 10 progresistas era una buena idea, se vio obligado a sincerarse. La presidencia de Marchena para el PP, remató, supondría controlar la Sala Segunda del Supremo “por la puerta de atrás”. El pacto se hundió.

La correlación de fuerzas es ahora diferente. El PSOE cuenta con 120 escaños en el Congreso y el PP con 88, sin computar el hecho de que los socialistas gobiernan en coalición con Unidas Podemos. Por tanto, cualquier pacto debería dar la mayoría a las fuerzas llamadas progresistas.

Pablo Casado nunca ha tenido simpatía por Lesmes. Le considera un personaje que a la hora de nombrar magistrados prefiere siempre colocar a sus amigos en posiciones estratégicas del poder judicial. Aunque, todo hay que decirlo: tampoco resulta casual que la mayoría sean próximos al PP.

Y el actual presidente del Supremo y del CGPJ sabe que Casado no le aprecia. Tras el éxito de la moción de censura de junio de 2018, Lesmes se ha acercado a la Moncloa. Y la vicepresidenta Carmen Calvo ha ido tejiendo con él una relación constante.

“Así como la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se empeñó en que Carlos Dívar fuera el presidente del Supremo y del CGPJ, en el caso de Calvo y Lesmes se ha consolidado en esta fase de prórroga de Lesmes una convivencia que en la Moncloa se define como leal”, dice la fuente consultada.

El CGPJ, en este contexto, decidió en enero pasado, suspender el nombramiento de tres nuevos magistrados en la Sala Segunda del Supremo.

El resultado de todo ello es que ni Casado ni Sánchez tienen interés en proceder a renovar el gobierno de los jueces.

Casado porque ya le va bien con la mayoría -que refleja los 137 escaños que el PP tenía en 2016 frente a los 88 actuales- que le permite controlar las principales instituciones (Tribunal Constitucional, CGPJ, Tribunal Supremo, Tribunal de Cuentas y Junta Electoral Central), y Sánchez porque el CGPJ presidencialista de Lesmes no le va mal, si se compara, por ejemplo, tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, con la presidencia de Francisco Hernando en el CGPJ y el Supremo y Enrique López como portavoz del CGPJ. Aquella agresividad no es la que ahora, tras la investidura, se orienta a practicar Lesmes.

¿Cuán largo me lo fiáis? Es la pregunta del millón.

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