Francisco González: “Bankia no valía nada”

El expresidente del BBVA confirma que le dijo a Rato que debía renunciar

Ernesto Ekaizer
3 min
El expresidente del BBVA, Francisco González, durante su declaración como testigo en el juicio por la salida a bolsa de Bankia.

mADRIDfue el de ayer el interrogatorio más ordenado del juicio oral por la salida a bolsa de Bankia hasta ahora. Francisco González cortó el aire y el silencio en la sala de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares con tajos en lugar de palabras. Tajos para todos los gustos. El más grueso: "Si un inversor internacional no pone una orden de compra de acciones de Bankia estaba muy claro: eso no valía nada o valía poco".

Y añadió: "Fuimos implacables al ver que había cero inversores internacionales". Por esa razón, explicó, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) decidió no poner un euro después de fracasar en su idea de provocar la marcha atrás en la mala decisión de salir a Bolsa. "Cuando juntas cajas malas con cajas malas te sale una peor", pontificó al describir la política del Banco de España de promocionar el Sistema Institucional de Protección (SIP) para llevar adelante las llamadas fusiones frías.

Un González que podía parecer algo compungido nada más sentarse ante el tribunal y contestar sobre su profesión que era expresidente de BBVA, desplegó, empero, toda la artillería disponible -y era abundante- para dar pruebas de la inviabilidad del proyecto desde sus comienzos, en 2010.

Su relato sobre la situación que percibía el BBVA sobre la salida a Bolsa el 20 de julio de 2011 tiene importancia. Porque, precisamente, se enjuicia esa salida al parqué: ¿fue una estafa a los inversores? ¿las cuentas adolecían de falsedad contable?

El abogado Andrés Herzog, en representación de la acusación popular de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC), hizo dos preguntas precisas. La primera: ¿le llamó el subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, para pedir que el BBVA suscribiese acciones, como lo iban a hacer otras grandes entidades?

"Sí" respondió González. Y precisó. "Aríztegui llamó al consejero delegado". En aquel momento, ejercía esa función Ángel Cano.

Quizá esa llamada telefónica reafirmó todavía más a Francisco González en la idea de que el Banco de España había cometido error tras error durante la crisis al evitar hacerse cargo de los problemas existentes en el sector financiero, intervenir y poner, dijo, dinero público, en un sector al que el gobierno llegó a calificar como uno de los más saneados del mundo. Se refería al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero llamadas telefónicas y presiones para que el BBVA suscribiera acciones de Bankia, como las meigas, haberlas haylas. Vinieron, explicó, "de todo tipo y de todas las instituciones", entre las que incluyó al Ministerio de Economía. Como no se lo preguntaron, el nombre de la ministra de la época, Elena Salgado, se quedó sin salir. Aunque ella ha negado haber pasado "el cepillo", a saber, cursar peticiones a grandes empresas y bancos para que acudieran a la Oferta Pública de Suscripción (OPS) de acciones.

La segunda pregunta de Herzog -¿no afectó la crisis de Bankia a la evolución económica en España?- buscó darle la vuelta a la explicación del exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, y del propio José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, en el sentido de que Bankia era un proyecto ya encaminado al que la segunda recesión, tan imprevisible como feroz, en los últimos meses de 2011 y primeros de 2012, hizo añicos.

González contestó que, en efecto, la situación de Bankia influía negativamente en la economía española. Porque, explicó nadie se creía las cifras de Bankia, hecho que había quedado reflejado en el precio de salida a Bolsa (3,75 euros la acción), un 15% por debajo del ya bajo precio que dieron los los bancos colocadores (la banda fijada era de 4,41 a 5,05 euros).

A otra pregunta sobre si todos los analistas se habían equivocado al no contemplar la posibilidad de una segunda recesión, González contestó lacónicamente: "Para mi no fue una sorpresa, francamente".

González reconoció que el Banco de España -el gobernador Fernández Ordoñez no fue invitado- quizá debería haber estado presente en las cenas ligeras convocadas por el ministro de Economía de entonces, Luis de Guindos, en su despacho del paseo de la Castellana.

En el último de esos tres encuentros -domingo 6 de mayo de 2012-, González le dijo a Rato -según declaró ayer- que "lo mejor para todos es que dimitas", que le "sería imposible conseguir los 15.000 ó 20.000 millones de euros para cubrir el déficit de Bankia". Agregó que Emilio Botín, presidente del Banco Santander, le dijo: "Lo mejor es que dimitas". También le pareció, apuntó González, que De Guindos asintió, aunque Isidro Fainé (CaixaBank) no se pronunció sobre ello.

La versión de Rato sobre esa última cena coincide con la de González, con un matiz. Y es que González le habría dicho que debía dimitir porque Rato era del Partido Popular y el gobierno del PP nunca podría canalizar la ayuda pública a un presidente de Bankia del PP.

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