Gracias al vicepresidente de Bienestar Social

Pedro Sánchez pondera el papel de Pablo Iglesias sobre el paseo de los niños

Ernesto Ekaizer
4 min
El president del govern espanyol, Pedro Sánchez, al Congrés

MadridEl debate sobre el estado de alarma se acercaba a las dos de la tarde. Pedro Sánchez finalizaba su respuesta a Iñigo Errejón. Explicó que a él no le presionaba el mundo económico ni nadie a la hora de tomar las decisiones “Me asesora la comunidad científica y lógicamente el Gobierno y cada uno de sus miembros”, señaló.

Y en ese preciso instante, en la mente del presidente hubo un clic. Quería ejemplificar lo que acababa de apuntar.

“Ayer mismo, por ejemplo, he tenido la ocasión de hablar con el vicepresidente de Bienestar Social sobre la cuestión de los menores y evidentemente él me dio su perspectiva”.

Fue una manera de agradecer a Pablo Iglesias, sin entrar en detalle, su actuación en el incidente del paseo de los niños. Fue una declaración de cariño, todo un guiño para el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales al que, dicho sea de paso, rebautizó como vicepresidente de Bienestar Social.

¿Por qué?

El presidente y su director de gabinete, Iván Redondo, analizaron el sábado 18 la posibilidad de aprovechar la inminente prórroga del estado de alarma para suavizar el confinamiento de los niños. Al mismo tiempo, Pablo Iglesias les hizo llegar un documento de dos folios y medio en el cual la Dirección General de Infancia, dependiente de su ministerio, proponía -el viernes 17 de abril- una “norma que regule las salidas del hogar de niños, niñas y adolescentes”.

El documento elaboraba las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas y hacía referencia a la Plataforma de Organizaciones de la Infancia -67 entidades-, que había hecho llegar al Gobierno “la necesidad de flexibilizar las medidas de confinamiento para la infancia". Aludía a medidas adoptadas en otros países.

“En estas circunstancias, en un escenario de desescalado de las medidas de confinamiento se debe plantear, desde el principio, permitir la salida de los niños y niñas fuera de sus hogares de manera ordenada, limitada y supervisada”, señalaba y describía las condiciones de distanciamiento social y el acompañamiento por un adulto. “Se permite correr, saltar y hacer ejercicio a los niños, siempre respetando estas condiciones”. La duración máxima que proponía era de una hora, una sola vez al día.

El sábado 18 de abril, Sánchez, expuso su idea de relajar con cautela el confinamiento.

“Somos muy conscientes de la realidad que viven los niños. Definiremos durante las próximas semanas cuales serán los criterios, las motivaciones, bajo qué criterios de seguridad. La propuesta es a partir del 27 darles la oportunidad de disfrutar un rato al día del aire libre. Tenemos que hacerlo bajo el criterio del asesoramiento del comité científico”.

Pero el comité científico, según fuentes autonómicas, consultadas por ARA, no acompañó en la propuesta al presidente, por temor a que la autorización provocase una desorganización del confinamiento, el principio de “un desmadre”, según dijo la fuente.

El nuevo decreto de alarma, a aprobar el martes 22 por el consejo de ministros, fue elaborado conforme a la “prudencia” aconsejada por los expertos.

Pero he aquí que en realidad se limitaba prácticamente a repetir lo que ya se había acordado en los cambios del Real Decreto del estado de alarma el pasado 18 de marzo, en el que se señalaba que un adulto podía ir al supermercado o farmacia con niños, con limitaciones.

El consejo de ministros aprobó el decreto. Y en la rueda de prensa posterior, la ministra portavoz, María Jesús Montero, describió el tipo de autorización que se había acordado a acudir con los niños al supermercado, el banco o la farmacia. El desconcierto de los medios, que esperaban la noticia que había anticipado Sánchez, fue evidente. Y la decepción de los padres, que tras escuchar a la portavoz echaron mano de sus cacerolas, ya no pudo reprimirse.

Iglesias explicó a Sánchez que el gobierno debía rectificar, pero el presidente se aferró a la prudencia de los expertos.

El presidente de la comunidad autónoma de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, solicitó en Mérida el domingo 19 de abril en rueda de prensa -tras mantener una videoconferencia de presidentes autonómicos con el presidente- que se autorizase a los niños hasta los 14 años a salir de sus casas.

Tras escuchar a la ministra portavoz, Fernández Vara supo que la rectificación era la única alternativa.

A las 19:21 explicó el “autoenredo” en un tuit: “En un país lleno de epidemiólogos, sobre todo en los escaños de las instituciones es difícil pedir cordura. Estoy convencido de que el ministro Illa en el desarrollo del Decreto Ley podrá encontrar el equilibrio entre lo que dicen los que saben y lo que la gente no entiende”. Fernández Vara tenía sus antenas en La Moncloa.

Pedro Sánchez informó a Iglesias unas horas después de su primera negativa que, en efecto, había dado instrucciones al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para rectificar y anunciar que se dejaría salir a los niños a dar paseos.

El riesgo que corría el Gobierno no era baladí. Los partidos de la oposición, principalmente el Partido Popular, podía presentar una enmienda que hubiese obtenido el apoyo de la cámara. Y la derrota del gobierno.

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