Los TDM (Tuits de Destrucción Masiva)

Jordi Sànchez, el 'enemigo público número uno de la Fiscalía', destruye el montaje de la rebelión-sedición del 20-S y 1-O

Ernesto Ekaizer
3 min
Jordi Sànchez i Jordi Cuixart enfilats al cotxe de la Guàrdia Civil el 20-S.

MadridCuando ves a algunos magistrados, en este caso a un fatigado Luciano Varela, tomar notas sobre el video de la cámara del interior de la Consejería de Vicepresidencia en Rambla de Catalunya 19-21 la tarde del 20 de septiembre, y también sobre las fotos nocturnas que muestran el pasillo organizado durante la protesta por los registros para organizar las entradas y salidas mientras se desarrolla el registro por parte de la comisión judicial, te dices: aquí está pasando algo importante.

Es una pena que el presidente Manuel Marchena gaste más tiempo en explicar por qué es mejor ver los videos y fotos cuando toque la prueba documental que en autorizar la proyección enseguida, lo que consumiría menos tiempo del plenario.

El video y las fotos que, muy a regañadientes, se autorizaron a poner, durante la declaración de Jordi Sànchez, eran relevantes ayer, porque ilustraban las afirmaciones del ex presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) frente a las acusaciones de violencia del fiscal Javier Zaragoza, formuladas minutos antes.

Y no es lo mismo verlas todas juntas en la fase documental: lo que ayer quedó subrayado se perdería inevitablemente en el océano de miles de documentos y videos que se van a examinar después….Y lo que se vio es una realidad que nada tiene que ver con las instrucciones sumariales de los jueces Carmen Lamela y Pablo Llarena y las fiscalías de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.

Pero, es que, además, Sànchez no podrá en la fase documental referirse a esas imágenes porque ya habrá pasado su turno y solo volverá a hablar al final del juicio al hacer uso de la última palabra.

Lo que Marina Roig, letrada de Jordi Cuixart, y Jordi Pina, defensor de Sànchez, consiguieron arrancar ayer tiene el valor de aplicar el célebre dicho de una imagen vale más que mil palabras...Y, claro, siempre su valor aumenta si se ve y comenta en el momento preciso.

Y la imagen sobre la presunta violencia rebelde y sediciosa que ha proyectado la Fiscalía es la de los dos coches completamente destrozados, otros con daños y uno con neumáticos pinchados (provovados por unos responsables que no han sido identificados) y el hecho de que la letrada de la Administración de Justicia abandonó la consejería por un patio interior lindante con un teatro por su temor -lógico miedo, pero que no justifica la acusación de rebelión y sedición- a la concentración de manifestantes en la Rambla de Cataluña.

Como en las películas clásicas de Hollywood sobre arbitrariedad policial y judicial, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart han sido señalados como los malos de la película desde el primer momento: los activistas que formaban la célula revolucionaria por presidir las organizaciones de masas ANC y Omnium Cultural. Y por ello, los primeros en ser enviados a la cárcel a mediados de octubre de 2017.

Los tuits enviados por Sànchez el 20 de septiembre y el 1 de octubre exhibidos por el fiscal Zaragoza en muchos casos son pruebas de descargo en lugar de las armas de destrucción masiva que pretenden justificar la prisión preventiva que pidió la Fiscalía de la Audiencia Nacional primero y la Fiscalía del Supremo más tarde.

Una curiosidad: el fiscal no preguntó a Sànchez ni por las pistolas más humeantes (smoking gun): el documento Enfocats y la Moleskine de Jové.

Hubo momentos irónicos en medio del dramatismo reinante. Como cuando el fiscal Zaragoza exhibió un correo electrónico de una persona que se había dirigido a Sànchez, a la ANC, y le proponía cerrar las calles adyacentes a los centros de votación el 1-O. Sànchez no conocía el correo y dijo desconocer quien era esa persona, pero le sugirió al fiscal qué llamase a la persona a prestar declaración. Y a continuación, mirando al presidente del tribunal recordó el tuit de Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Senado, en el que explicaba, en noviembre de 2018, a sus conmilitones que con Manuel Marchena como presidente del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se controlaría la Sala Segunda “desde detrás”. Señaló Sànchez que Marchena no era responsable que alguien enviase un watsapp para afectar su prestigio personal

El presidente del tribunal no artículó palabra.

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