Masas y armas

La realidad del 20-S choca con la sedición sentenciada por el Supremo que defiende la Fiscalía de la Audiencia Nacional

Ernesto Ekaizer
3 min
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Madrid"Aquello se convirtió en un caos", declaró ayer el teniente de la guardia civil C 57393 a cargo del operativo de entrada y registro llevado a cabo dentro de la consejería de Economía, Rambla de Cataluña 19-2, al tiempo que reconoció no haber visto lo que ocurría fuera más allá de la existencia creciente de la masa que se iba concentrando. Por ejemplo, no advirtió la actuación de los agentes de las brigadas móviles, la tan citada Brimo.

Pero los hechos del 20 de septiembre de 2017 son como son y no como pudieron ser.

Y gran parte de las preguntas de los fiscales, empero, ponen el énfasis en lo que podía ocurrir, el miedo, el acoso, las latas y botellas de agua lanzadas, el griterío, los insultos y la avalancha de un grupo, sin consecuencias, contra la elevada, antigua y pesada puerta de madera del edificio.

El teniente de la guardia civil ya declaró en instrucción y prestó su testimonio en el juicio del Tribunal Supremo, donde cargó, en ambas ocasiones, con su interlocutora de la mañana del 20-S, la intendente de los Mossos Teresa Laplana.

En su declaración de ayer, empero, sonó menos beligerante en general y especialmente más contenido respecto de Laplana.

Aunque eso sí: afirmó que nada más llegar ella -a las 9:54 horas según se registra en los videos del hall de entrada del edificio- él le planteó que los Mossos enviasen agentes de orden público como medida preventiva porque con treinta o cuarenta personas era más fácil controlar las dificultades para la entrada y registro -y salida- en Economía, a lo que ella respondió, tras consultar con sus superiores jerárquicos, que no se veía tal necesidad.

Las tres escenas más repetidas en el interrogatorio de los fiscales Pedro Rubira y Miguel Ángel Carballo, fueron: la masa, las armas abandonadas en los coches de la guardia civil y la presunta amenaza de echar abajo la puerta del edificio, sobre la 1:30 de la madrugada del 21 de septiembre.

Ortega y Gasset ya expresó el retintín que desprende el concepto de masa ("Por qué las masas intervienen en todo y por qué sólo intervienen violentamente", se pregunta en La rebelión de las masas) Y antes que él ya teorizó Sigmund Freud (1921) y después Elías Canetti (1927) sobre la base de su experiencia en la Viena de 1927.

¿Pero esa masa y sus dirigentes fomentaron una sedición el 20-S? Según la sentencia del Supremo, esos dirigentes organizaron una sedición frente a Economía con la connivencia de los Mossos. Y eso intentan ilustrar los fiscales.

El alzamiento tumultuario para impedir, por ejemplo, el cumplimiento del mandato judicial, podría encajar en el tipo penal de la sedición.

Pero es que 40.000 personas con el propósito de alzarse tumultuariamente con tal fin hubiesen conseguido frustrar la entrada y registro durante la larga jornada del 20-S .

Y ni lo intentaron. Porque de hacerlo ninguna resistencia lo hubiera podido impedir.

Las tres escenas apuntadas ilustran, precisamente, lo contrario de lo que se quiere demostrar. La masa pudo haber sido un caos, como afirma el teniente de la guardia civil, pero su indignación resultó contenida por los convocantes, una prueba de que no fomentaban la sedición. Las armas no fueron sustraídas. Y, sin embargo, el tema de las armas abandonadas en el vehículo de la guardia civil aparece una y otra vez en el juicio oral. ¿Y qué?

Y, por fin nos queda la puerta de entrada de la consellería. Y el responsable de Mossos que sustituyó a Laplana a partir de las diez y media de la noche -estuvo según dijo en "primera fila aguantando la puerta"- narró que no se trató de un intento de penetrar sino de escaparse de la carga de la Brimo en Gran Vía. La "masa" fue retrocediendo. Y se desplazó hacia la entrada para eludir la represión.

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