OPINIÓN

Solo con dinero no será suficiente

Se necesita un Pacto de Garantías Económicas y Sociales para todos

Ernesto Ekaizer
3 min
Una dona amb mascareta, davant de la porta d'urgències d'un hospital a Madrid

MadridAhora ya todos somos keynesianos.

O eso parece. El periódico británico Financial Times, un portavoz de la ortodoxia económica, señala que “será necesario poner sobre la mesa reformas radicales, que inviertan la dirección política predominante de las últimas cuatro décadas”.

No se puede decir mejor.

Según señala, “los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deben considerar los servicios públicos como inversiones en lugar de un pasivo, y buscar formas de hacer que los mercados laborales sean menos inseguros”.

En otros términos, no se trata de volver a la normalidad previa al coronavirus.

Y añade: “La redistribución volverá a estar en la agenda; los privilegios de los ancianos y de los ricos, en cuestión. Las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como la renta mínima y el impuesto sobre la riqueza, tendrán que ser combinados en la receta”.

Resulta evidente que solamente con el endeudamiento público que será necesario asumir esto no se arregla. ¿Por qué? Porque no es una recesión o una depresión, más o menos clásica, de la economía española, europea e internacional. La caída de la actividad es, por así decir, voluntaria. Hay que dejar de trabajar para frenar la propagación del virus.

Dice el editorial, precisamente, que “los líderes que ganaron la Segunda Guerra Mundial no esperaron la victoria para planificar lo que seguiría. Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill emitieron la Carta del Atlántico, estableciendo el rumbo para las Naciones Unidas, en 1941. El Reino Unido publicó el Informe Beveridge, su compromiso con un estado de bienestar universal, en 1942. En 1944, la conferencia de Bretton Woods forjó la arquitectura financiera de posguerra. Ese mismo tipo de previsión se necesita hoy. Más allá de la guerra de salud pública, verdaderos líderes se movilizarán ahora para ganar la paz”.

Más allá de si la analogía con una guerra es la adecuada -en una guerra lo que hay es movilización y ante el Covid 19 hay que desmovilizarse, paralizar la producción para salvar vidas-, es lo cierto que se hace necesario un pacto inmediato entre los partidos.

La idea de los pactos de la Moncloa es meramente un slogan porque los contenidos entre aquellos de 1977 y los que se requieren son diametralmente opuestos.

¿Se imaginan un pacto basado en un programa de ajuste económico como el de 1977 cuando tras la crisis de 2007/2008 se ejecutó un ajuste de caballo para permanecer dentro del sistema euro cuyas consecuencias más dramáticas han sido los recortes de la sanidad pública, la precarización laboral y la devaluación salarial?

El pacto debe ser inmediato para asegurar que nadie tendrá que hacerse cargo ni de los gastos de enfermedad ni de las consecuencias del confinamiento y la suspensión de actividad (hipotecas, alquileres, pagos de facturas de gas y electricidad, entre otros gastos), al tiempo que en el mismo hay que incluir el relanzamiento de un plan de reforzamiento inmediato del sistema de salud pública, protección de médicos y trabajadores de la sanidad, e investigación. Dentro de este capítulo hay que promover la reorientación de la producción local de material sanitario como los ventiladores de respiración, entre otros.

En suma, los pactos que ahora se necesitan son unos que, precisamente, modifiquen la estructura económica vigente hasta el coronavirus -similar a la que el Financial Timesdescribe en su editorial -cuyos orígenes en términos ideológicos o filosóficos se remontan a aquellas fechas preconstitucionles de octubre de 1977.

Lo que ahora se necesita es un Pacto de Garantías Económicas y Sociales.

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