Ernesto Ekaizer

Felipe mueve pieza

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L'expresident del govern espanyol, Felipe González, en un acte recent. EFE

Felipe González mueve sus piezas. El pasado lunes, el embajador de la República Francesa, Yves Saint-Geours, invitó a un almuerzo en la sede diplomática a un grupo de embajadores de la Unión Europea en España. El invitado de honor: el ex presidente del Gobierno, Felipe González. La idea era que González expusiera sus puntos de vista sobre la situación política española.

Saint-Geours es un hombre afable y le encantan la política y los políticos. Y el presidente de la República Francesa, François Hollande, quiere saber adónde va España.

En la comida, González dijo a sus comensales que el partido de Pablo Iglesias, como acababa de demostrarse con su gobierno de izquierda del viernes 22, según ejemplificó, es un peligro para la estabilidad política y que los riesgos de un pacto entre el PSOE y Podemos son extraordinarios.

Añadió que la convocatoria de nuevas elecciones sería una salida muy mala para los socialistas y para el sistema. Y, en tal contexto, creía, lo mejor sería que el PP y Ciudadanos formasen gobierno y se pusieran de acuerdo con el PSOE en una legislatura corta con unas metas precisas.

Los servicios informativos de Telecinco tuvieron un día después, el martes, noticia de la comida y obtuvieron confirmación de los puntos de vista de González. En el telediario de las tres de la tarde dieron la noticia con gran despliegue. Durante la tarde, Pedro Sánchez, que suele hablar a menudo con González, expresó en privado su malestar. Los colaboradores del expresidente dijeron que González estaba disgustado, ya que se trataba de un almuerzo privado de carácter confidencial. A su vez, T5 volvió a abrir su telediario de las 21.05 con la noticia.

La noticia iba a misa. Felipe González sabía que a estas alturas se estaba esperando su alineamiento en la compleja situación política actual. Sobre todo cuando el próximo sábado se celebra la reunión extraordinaria del comité federal –el órgano más importante entre congresos- con la convocatoria del próximo congreso en el orden del día.

Lanzó a rodar la bola en un almuerzo. Muchos dirigentes han expresado en privado su disgusto con el estilo y con el contenido de lo que dijo González a los embajadores. Algunos de esos dirigentes gobiernan merced a un pacto con el diablo al que alude González, es decir, Podemos.

González ha dicho a Ferraz, el cuartel de Pedro Sánchez, que sus palabras en la comida del lunes requieren una explicación y muchos matices. Parece dispuesto el ex presidente a explicarse y a matizar más pronto que tarde.

Pero lo esencial es que Felipe González no quiere pacto alguno con Podemos para formar gobierno. Tampoco elecciones. Y si el precio para evitar ambas cosas es abstenerse y dejar que gobierne el PP, pues qué se le va a hacer. Según González este precio no es tan imposible de pagar como piensa una gran parte del PSOE.

Sánchez, habida cuenta de que González solo manifestó internamente, sin rectificar, su “disgusto”, ha replicado: “No hay ningún argumento para facilitar un gobierno del PP”.

Rajoy sigue apostando, como Mas con la CUP, a que el PSOE, en este caso bajo la presión conjunta del establishment y de la Unión Europea –“No puedes imaginarte lo intensísima que es”, dice una fuente socialista- termine por ceder absteniéndose para “facilitar”, como dice Sánchez, un gobierno del PP.

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