OBSERVATORI

Las condiciones de Sánchez, después del 'bluf' de la investidura de Rajoy

Rajoy puede intentarlo una y otra vez. Como Artur Mas y Susana Díaz

Ernesto Ekaizer
3 min
DESGLAÇ 
 Mariano Rajoy i Albert Rivera es van reunir ahir.

El zambombazo de Rajoy 'el Zorro' ha consistido en echar cuentas y colocar la fecha de la investidura de modo que un eventual fracaso conduzca a celebrar las nuevas elecciones el 25 de diciembre. Y vender –que una gran cantidad de medios de comunicación compran sin rechistar- que Pedro Sánchez quiere que los 36 millones de españolitos voten por tercera vez en un año…un 25 de diciembre. ¡Vade retro!

Quizá los cerebros de Rajoy ni siquiera se tomaron el trabajo de sumar porque Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, les facilitó la chuleta. El 1 de agosto pasado, escribía un comentario con este título: “25 de diciembre Fum, Fum,Fum”. Ya por esas fechas se hablaba de una investidura a finales de agosto. “Sumé y me sale el cuarto domingo de octubre”, escribió el barón socialista.

Rajoy usó este último recurso para montar, con Xabier García Albiol de manpotuitero, una campaña más contra Sánchez. Y para tapar o diluir, con el señuelo del 25-D, que está haciendo lo contrario de lo que dijo. Es decir, que él también es un bluf, como etiquetó a Sánchez.

Arrastrado, pese a sus resistencias, a una investidura seguramente fallida, no podrá evitar la derrota por que el PSOE votará en contra en primera y segunda votación. Pero de ahí no vamos como manipula Rajoy y su equipo, a las elecciones. Rajoy, por ejemplo, puede intentarlo una y otra vez. Como Artur Mas y Susana Díaz.

Hemos informado en estas páginas que Rajoy quería ser investido el 1 de septiembre. Esto casaba con la campaña contra Sánchez a cuenta de elecciones el día de Navidad. Ahora se entiende mejor por qué esperó siete días para responder a Rivera. Quería ganar tiempo, ablandar a Sánchez y lanzar la última traca, hasta ahora, del 25-D.

El fracaso del primer intento de Rajoy –de mantenerse el PSOE en el no- conduce los acontecimientos a últimos de septiembre, después de conocerse los resultados de las elecciones vascas y gallegas del 25-D. Se abrirá una nueva fase de la crisis política. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) puede ser un actor de refresco que se añadirá al PSOE.

También habrá novedades en materia de corrupción. El Tribunal Superior de Justicia de Valencia dará a conocer la sentencia de Fitur, primera sentencia de Gürtel, y la sala de admisión del Tribunal Supremo nombrará instructor para la operación de blanqueo de capitales–pieza separada de la Operación Taula- que implica a Rita Barberá, según ya ha solicitado la Fiscalía.

Por tanto, el abanico de posibilidades se abrirá un poco más. Sánchez podría, después del fracaso de Rajoy y tras conocer las elecciones del 25-S convocar al Comité Federal del PSOE para analizar la nueva situación.

Y, aquí, ya corporizado el espectro de nuevas elecciones, y ante la inexistencia real de un gobierno alternativo a Rajoy, puede Sánchez, por ejemplo, hacer un Rivera: presentar las digamos seis condiciones a Rajoy (la reforma constitucional, en primerísimo término) para sentarse a negociar una abstención del PSOE en una segunda investidura del actual presidente en funciones.

Sánchez dejaría así la opción de pactar o ir a nuevas elecciones el 25 de diciembre a Rajoy. Y si éste acepta las condiciones, la nueva investidura sería la del sándwich: un Rajoy apresado entre las condiciones de Rivera y las de Sánchez, y a merced de la oposición.

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