Ernesto Ekaizer

El bumerán del 25-D

3 min
Mariano Rajoy i Pedro Sánchez

Las negociaciones entre el Partido Popular y Ciudadanos indican que el posible acuerdo entre ambas fuerzas políticas puede ponérselo todavía más fácil al no del PSOE. Ya lo había dicho Pablo Casado al apuntar que el PP no ofrecía nada nuevo al PSOE: “Más no podemos hacer”. ¿Más? ¿Fabricar la fecha del 25 de diciembre, es decir, Rajoy o elecciones el 25-D, es todo lo que han ofrecido? Da la impresión de que no va a haber modificaciones importantes en la reforma laboral, las diputaciones, la ley Wert y la ley mordaza, por ejemplo. Todo aquello que Rajoy ha considerado esencial para afrontar la crisis no parece sufrir cambios.

Ya hemos dicho aquí que Mariano Rajoy y sus colaboradores habían abrevado en la fuente del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, al usar la fecha del 25-D como la bomba pretendidamente atómica –más que bomba, un zambombazo navideño- contra el no de Pedro Sánchez a la investidura del presidente en funciones. Pero esta artimaña puede convertirse en lo contrario. En un bumerán contra Rajoy. Veamos.

El PSOE va a votar, según las declaraciones e indicios disponibles, que no a Rajoy en primera y segunda votación. Aunque esto se dice pronto, hay que tener en cuenta lo que ello significa.

Rajoy no solo calificó en el debate de investidura de bluf lo que hizo Sánchez. El viernes 4 de marzo, en la segunda votación, señaló: "Todo esto ha sido un fraude, un engaño, una farsa, insisto, una farsa”. Y lo más importante: "Ha puesto las instituciones al servicio de su supervivencia, y eso es corrupción". Es decir, para Rajoy la investidura fallida de Sánchez ha sido “corrupción”. Tragarse estas palabras no es poca cosa, aunque Rajoy tiene estómago para hacerlo, habida cuenta del caso Bárcenas. Pero, ¿impedirá esta derrota que vuelva a intentarlo? Es decir: que abandone. No lo parece.

Fuentes de la Moncloa matizan que la derrota de Rajoy equivale a que el presidente en funciones pierde una moción de confianza. Y que por ello no es fácil plantearse, como en el caso de Artur Mas o Susana Díaz, intentarlo nuevamente más tarde, después de las elecciones autonómicas gallegas y vascas del 25 de septiembre.

Pero Rajoy ya dijo como presidente en funciones dos veces que no al rey Felipe VI. Y ahora se dispone a acudir a una investidura sabiendo que no puede garantizar ser investido. Por tanto, lo de la moción de confianza es un cuento chino. Si pierde la primera tentativa, Rajoy no parece dispuesto a ceder la vez y puede anunciar su disposición a intentarlo en una situación distinta, tras el 25 de septiembre.

El rey, sobre la base de le experiencia con Sánchez, no convocará una nueva ronda después del fracaso de Rajoy para ver a quién proponer. Porque sabe que no hay otra posibilidad y porque Sánchez, según fuentes fidedignas, no lo va a sugerir o insinuar.

Las elecciones vascas y gallegas introducirán una situación política diferente. Aunque Iñigo Urkullu dijo ayer no a la investidura de Rajoy, otro gallo puede cantar si necesita al PSOE y al PP para gobernar en Euskadi. En Galicia, el PSOE se entiende con En Marea, donde apoya a sus alcaldes en Santiago, A Coruña y Ferrol, al tiempo que en las diputaciones de Coruña y Pontevedra gobierna con el Bloque Nacionalista Gallego. Habrá que ver si Alberto Nuñez Feijóo obtiene la mayoría absoluta y, en caso de que no lo consiga, si Ciudadanos logra algún escaño.

Pero, además, Sánchez puede, a la luz de la nueva situación, convocar tras el 25-S al comité federal. En ese momento quizá haga una oferta de última hora para evitar las terceras elecciones. ¿Una oferta que Rajoy no pueda rechazar so pena de ser responsable de ir a elecciones el 25-D, la fecha con la que pretendía cazar a Sánchez?

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