Una sentencia equilibrada

El juez basa su absolución en las versiones contradictorias de Luis Bárcenas

Ernesto Ekaizer
3 min
Bárcenas troba "cínic" dir que el PP és responsable dels seus "milers de càrrecs"

MadridSon setenta y cuatro folios trepidantes: la investigación de los presuntos delitos cometidos por el PP como entidad jurídica y tres de sus responsables en el caso de la destrucción del disco duro de los ordenadores Toshiba Libretto 100 CT y el Apple MacBook utilizados en 2012 y 2013 por el entonces tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas.

Al terminar el juicio, el pasado 20 de junio, tras las declaraciones de Luis Bárcenas y de María Dolores de Cospedal, advertí que podíamos estar ante falsos culpables, evocando la película de Alfred Hitchcock The wrong man (traducida como Falso culpable, 1956).

¿Por qué? Precisamente por lo que señala el titular del juzgado penal 21 en su sentencia: porque no se ha podido acreditar si había material guardado en los ordenadores y qué era exactamente caso de que existiera.

Las versiones de Bárcenas han sido contradictorias y difusas según en el juzgado en el que prestara declaración. Y, además, se personó como acusación particular (perjudicado) y luego, tras contactos con el PP, desistió. Por eso en el juicio declaró en calidad de testigo.

En la sentencia, el juez lo describe.

"No es coherente que Bárcenas dijera el 15 de julio de 2013 en la Audiencia Nacional que el pendrive contenía la totalidad de lo almacenado en el Toshiba y que, sin embargo, en las intervenciones en esta causa haya afirmado que quedaron datos en el ordenador; especialmente, si se repara en la extrema imprecisión de la respuesta del testigo en el juicio cuando la defensa de José Manuel Moreno [responsable informático del PP] lle preguntó por ese contenido residual y su compatibilidad con su expresión “porque era toda la información que estaba ahí” (de su declaración del 15 de julio de 2013): “Sí, porque era toda la información que estaba ahí que guardaba relación con la información que estaba entregando y que completaba los papeles [contabilidad B] la realidad del procedimiento es que yo aporto todo lo que es significativo para la pieza de los papeles que se está juzgando (...) y saco los archivos que complementan eso, que aprovecho para sacar cosas que afectan a mis cuentas en el extranjero, que también quiero aportarlas porque no se tiene conocimiento por las comisiones rogatorias (...) pero dejo en el disco del ordenador algunas cosas que no recuerdo pero que yo no les di en ese momento mayor importancia porque no completaban eso, hacían referencias a otras cosas.”

Sigue el relato: “Cuando se le pidió que tratara de recordar esa información que quedó en el Toshiba respondió que le resultaba imposible. Otro tanto sucede con el contenido del Apple. Ante el Juzgado Central de Instrucción no 5 dio a entender explícitamente que no quedaba nada tras el cambio del disco duro deteriorado (salvo lo que hubiera en la memoria RAM), pero en declaraciones sucesivas en esta causa, sobre todo en la de 9 de marzo de 2016, fue desvelando gradualmente un contenido que, incluso, podía superar al del pendrive en volumen y relevancia para la investigación que conducía dicho juzgado”.

El juez tiene especial cuidado en puntualizar que la falta de credibilidad de Bárcenas en este caso no puede extenderse, por ejemplo, al caso de la Caja B, que todavía está en fase de instrucción.

Señala: “Que aquí se estime que su testimonio [de Bárcenas] sobre el contenido de los discos duros no es fiable, es compatible con la eventual credibilidad que se le pudiere otorgar sobre el funcionamiento contable y financiero del Partido Popular”.

El juez va todavía más allá: “No se pone en duda que los ficheros existieran realmente, con el contenido y las implicaciones jurídico-penales que determinará en su día la Sección Segunda de la Audiencia Nacional. Tampoco cabe duda de que esos archivos constituyen en ese juicio fuentes de prueba de supuestos delitos, con la eficacia que estimare oportuno atribuirle dicha Sala. Ahora bien, se insiste en que aquí sólo tiene sentido analizar la verosimilitud de Luis Bárcenas en torno a la cuestión de hecho nuclear: si los discos duros de los dos ordenadores, al tiempo en que fueron borrados y destruidos, no guardaban información alguna, o bien almacenaban sólo el mismo contenido del pendrive o también otros archivos adicionales”.

Pues eso, falsos culpables.

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