Ernesto Ekaizer

El tráfico 'legal' de influencias

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L'expresident espanyol Felip González / ACN

Hay una institución que se especializa en el "tráfico" y "venta de influencias". No, no se trata del delito tipificado en los artículos 428, 429 y 430 del Código Penal. Esta institución, por otra parte, no existe más que de manera informal: es la que forman y ejercen de facto los ex presidentes del gobierno español. Carece de todo tipo de regulación, pero su ejercicio hace daño a la democracia.

Ahora sabemos que el ex presidente del gobierno Felipe González, según informaciones publicadas por El Mundo no desmentidas, recomendó en una carta dirigida en septiembre de 2009 al entonces dictador de Sudán Omar Al Bashir su amigo y empresario hispano-iraní Farshad Massoud Zandi para conseguir la explotación de un yacimiento de petróleo en el país mencionado. También en 2010 escribió al presidente de Angola con un objetivo similar en relación a un proyecto de su amigo Zandi en este país africano.

El caso de Al Bashir revela hasta qué punto se pueden perder los papeles. Porque unos meses antes de la carta de Felipe González, es decir, en marzo de 2009, el Tribunal Penal Internacional con sede en La Haya (Holanda) emitió una orden de detención internacional contra el dictador sudanés por crímenes de guerra -extermini , tortura y violación, entre otros- y lesa humanidad -ataques directos e intencionados contra la población civil y pillaje-. Al Bashir se había hecho con el poder mediante un golpe de estado en el norte del país en 1989.

Por otra parte, el ex presidente del gobierno español no es el único que ha hecho gestiones utilizando su agenda de la época en la que ejercía la presidencia del ejecutivo. Aznar, máximo dirigente entre los años 1996 y 2004, hace negocios para empresas internacionales aprovechando relaciones de su época presidencial. También intentó, sin llegar a conseguirlo, hacer negocios de venta de armamentos al dictador libio Muamar al Gadafi.

Según correos electrónicos del sumario de Caja Madrid intercambiados por el presidente de la entidad, Miguel Blesa, con la empresa de armamentos Einsa, Aznar realizaba en 2008 gestiones para asumir la representación de Einsa en dos mercados para armamentos de gran interés para la citada compañía: Argelia y Libia.

En ambos países, según escribía a Aznar al consejero delegado de la compañía armamentística, Pedro Rodríguez Plan, el 3 de octubre de 2008, "está todo por hacer". Aznar había nombrado como presidente de Caja Madrid en 1996 a su compañero de pupitre, Blesa, quien a su vez era consejero de Einsa (1991-1997).

Einsa obtuvo decenas de contratos con el gobierno de Aznar. Y, ya fuera del Ejecutivo, el todavía presidente de Caja Madrid Blesa hizo las gestiones en 2008 por que Aznar asumiera la representación de Einsa para Argelia y Libia. Finalmente, estas gestiones no fructificaron.

Estas prácticas no son exclusivas de España. Hace semanas, la prensa británica reveló que Tony Blair, ex primer ministro del Reino Unido, firmó un acuerdo con Arabia Saudita en 2010, cuando actuaba como enviado a Oriente Próximo en misión oficial del llamado Cuarteto -Estados Unidos, ONU, Rusia y Unión Europea-. El contrato, vinculado a las gestiones del país saudí para desbloquear ventas de petróleo en China, le supuso embolsarse 41.000 libras esterlinas mensuales durante dos años y medio y una comisión del 2% en caso de llegar a un acuerdo.

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