Esther Vera

Cuánto, cuánto trabajo (para todos y todas)

4 min
Il·lustració

Soy sospechosa, como la mayoría de mujeres visibles, de ambiciosa, de tener mal carácter, de estar en manos de alguna inteligencia -masculina, valga la redundancia-; culpable de no ser suficientemente buena madre, de comer demasiado pan. Se acerca el 8 de marzo y como la tuberculosis o el paludismo, la desertificación y la rabia, las mujeres tenemos un día internacional. Se multiplican los esfuerzos, de buena voluntad, para hacernos presentes y escucharnos. Pero señoras y señores: estamos ahí todos los días. Cada día tomamos decisiones laborales. Cada día, mayoritariamente, nos ocupamos de nuestros hijos y de nuestros padres cuando se hacen mayores. Cada día queremos compartir no sólo la ejecución de las tareas domésticas sino también la obligación de pensar en ello.

Por suerte ya nadie es machista. José Sazatornil ya no mira a las suecas, los hombres comparten tareas del hogar, no las juzgamos a ellas de entrada por la apariencia física, las aceptamos como jefas con naturalidad, nos reconocemos unos y otros las capacidades mutuas, el vocabulario es políticamente correcto, ellos ya no piensan en los arcos y las flechas -y el troncomóvil- y ellas en la cueva. Ambos son proveedores, las oportunidades son las mismas y algunos niños juegan con muñecas. ¿Estamos seguros de que lo hemos conseguido? Sólo a medias, sólo a ratos.

Más allá de valorar y apreciar que nos recuerden lo que hemos avanzado en comparación con nuestras madres, que no podían tener pasaporte o abrir una cuenta corriente sin permiso del marido, lo que es verdaderamente importante ahora y hoy es si hombres y mujeres compartimos el poder y el tiempo. El poder en los lugares de decisión profesional, con consecuencias económicas. El tiempo en la satisfacción de educar a los hijos y la insatisfacción de la rutina. ¿Lo conseguimos?

Esta semana el Iese ha hecho público el cuarto informe sobre las mujeres en el Ibex-35. La radiografía de cuántas mujeres hay en el máximo nivel de las empresas que realmente influyen. La conclusión es que el peso relativo de las mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas está en el 19,6% en España. Por debajo de la media de la Unión Europea, que se sitúa en un magro 21%. Además, únicamente hay 3 mujeres que son consejeras ejecutivas y sólo 7 empresas tienen más del 30% de mujeres en su consejo de administración. Grifols y Red Eléctrica son las únicas empresas que cumplen la recomendación europea de contar con el 40% de representación femenina no ejecutiva. Estas cifras dejan muy clara la necesidad de un cambio cultural para potenciar el avance de las mujeres en todos los puestos directivos. Las universidades demuestran que su ausencia a determinado nivel no es por falta de talento.

En cuanto al tiempo. ¿Cómo se distribuye el tiempo de trabajo no remunerado? En todo el mundo el desequilibrio de horas de trabajo remunerado entre hombres y mujeres da un saldo negativo para las mujeres. Melinda Gates, cofundadora de la Fundación Gates, lo señala y ha convertido la reducción de la "pobreza de tiempo" en uno de los objetivos anuales de la fundación. Un objetivo importante porque la cantidad de trabajo no remunerado que hace una persona tiene un coste de oportunidad en su carrera e influye sobre su posición económica. En el mundo, las mujeres gastan de media 4,5 horas al día en trabajo no remunerado, incluyendo hacer la compra, limpiar o cuidar a los hijos. Se trata del doble del tiempo que dedican a ello los hombres, según la OCDE. En los EE.UU., las mujeres ocupan 4 horas diarias en trabajos que no están remuneradas y los hombres 2,7.

En Francia la relación es de 2,4 los hombres por 3,9 las mujeres y en España 2,6 por 4,3. El país más equilibrado es Noruega, con 3,1 y 3,6 horas, respectivamente.

El trabajo no retribuido tiene costes de oportunidad salariales y consecuencias sobre la jubilación, pero también hay todavía diferencias salariales en las horas de trabajo retribuidas.

La diferencia salarial entre hombres y mujeres en España supera en tres puntos la media europea. El salario de los hombres españoles es un 19,3% superior al de las mujeres, mientras que a nivel europeo la diferencia se sitúa en el 16%, según datos de la Comisión Europea. Esto significa que ellas trabajan gratis 58 días al año. A partir del 2 de noviembre las mujeres europeas trabajan gratis.

Las mujeres no se quejan por vicio. También quieren ser consideradas competentes y no ambiciosas, valientes y no trepas, con capacidad de liderazgo y no mandonas. Quieren respeto en la vida cotidiana y en la esfera pública. La igualdad de oportunidades y el cambio de inercias es un tema de poder, y nadie renuncia al poder beatíficamente. De hecho, también ellas mismas a menudo reproducen los roles tradicionales y educan en ellos.

Hemos avanzado mucho y cada vez más mujeres participan en cosas... ¿de hombres? Pero aún hay situaciones sorprendentes: ninguna candidata a presidenta y una sola mujer portavoz en el debate de investidura en España. Pero, ¡ey!, todo va mucho mejor...

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