EL APUNTE

Cargarse de razones

El lehendakari acercó posiciones, pero no ha conseguido que el PP renuncie a la revancha

Esther Vera
2 min

Vivimos las últimas horas para decidir cómo vamos a vivir los próximos años. El president Carles Puigdemont actuó ayer con la valentía y la responsabilidad de los que tienen en cuenta los costes de sus decisiones sobre el conjunto más allá de la satisfacción de los suyos. A regañadientes, independentista incuestionable, el presidente de la Generalitat se arriesgó a hacer frente a las traiciones, las críticas y la decepción de muchos ciudadanos a cambio de proteger las instituciones in extremis. El presidente valoró que el riesgo de violencia es real después de la demostración del 1-O y estaba decidido a optar por la paz en las calles y preservar cuatro décadas de autogobierno. A cambio, el PP tenía que renunciar a imponer un artículo 155 que abre un período de tinieblas, un verdadero golpe de estado. Pero España hace política de navaja al cinto y derecho de conquista. Aunque la mediación del lehendakari acercó posiciones, no ha conseguido que el PP renuncie a la revancha y la ocasión histórica de arrasar Cataluña una vez más. El PP ha despreciado la mano tendida, y ahora ya es tanto en Madrid como en Bruselas que los sectores moderados ven como el "A por ellos" se impone de nuevo dentro del gobierno del PP y en muchos medios de comunicación. Lo ven los empresarios que han mediado y los líderes europeos que observan. La partida se juega en Europa y es muy importante perseverar y demostrar siempre quién ofrece la mano y quién la niega. Quién reprime y quién amenaza. El Parlamento tiene hasta el viernes para decidir la estrategia definitiva y el Estado, para civilizarse. Poco margen.

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