La dignidad del cargo, 'president'

'President' Montilla, no puede traicionar aquello por lo que ha luchado

Esther Vera
1 min

Que José Montilla llegara a la presidencia de la Generalitat fue imprescindible para acabar con un estilo de hacer política. Sin valorar estrictamente su acción de gobierno, con luces y sombras, la presidencia de un catalán de Iznájar hizo que quienes hacía décadas que concebían la Generalitat como una propiedad aprendieran algunas cosas. Sólo por la indignación que le provocó a la señora Ferrusola la llegada de un outsider al poder, ya tenía un componente positivo. Siempre es bueno abrir ventanas cuando las casas huelen a cerrado. Montilla tuvo aciertos en políticas sociales y fracasos en la gestión del endeudamiento, que sepultó a la Generalitat. Pero el president Montilla dignificó siempre el cargo que ocupó en el Palau de la Generalitat. Por las horas pasadas en ese despacho desde el que se oye la vida de una calle estrecha, con los que van a buscar metadona o a manifestarse a la plaza Sant Jaume. Por el silencio del Pati dels Tarongers. Por su lucha juvenil para restablecer las instituciones durante el franquismo. Por haber contado con la confianza de los ciudadanos y del Parlament que ahora se pretenden tutelar. President, no puede votar a favor del artículo 155. No puede. No tiene nada que ver con apoyar al independentismo del que usted está tan lejos ideológicamente. Pero hay límites que esta sociedad no aceptará con mansedumbre y lo sabe. Está en riesgo su partido, pero también la dignidad de la institución. No puede traicionar aquello por lo que ha luchado. Por la dignidad del cargo y por la suya. Usted no es un senador más.

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