Esther Vera

Excelentes

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Excel·lents

Del mismo modo que De Gaulle reivindicaba una cierta idea de Francia, es el momento de reivindicar una cierta idea de Cataluña. Más allá de los tópicos que construyen la imagen de nuestras limitaciones, deberíamos ser capaces de recuperar lo que Prat de la Riba llamaba "las inspiraciones colectivas" y fijarnos un objetivo insobornable de excelencia.

El planteamiento político actual obliga a llenar de contenido la propuesta de futuro si se quiere convencer al mayor número de ciudadanos que la aventura de estos años es para tener un país mejor. Si la Mancomunitat preveía "que no haya un solo ayuntamiento de Cataluña que deje de tener, además de los servicios de policía, su escuela, su biblioteca, su teléfono y su carretera", ahora es el momento de hacer un otro salto y no tiene que ser en el vacío.

Los ciudadanos tienen que saber qué modelo de país proponen sus políticos, qué riesgos tiene el camino para llegar a él, y también qué riesgos tiene no osar hacerlo. Sólo así podrán decidir libremente. Cataluña ya es excelente en algunos ámbitos, pero queda mucho por hacer.

Los excelentes

El dossier de hoy del ARA lo hemos hecho hablando con una treintena de excelentes científicos que han levantado el nivel de la investigación, que han convertido Cataluña en un país que con un 0,1% de la población global representa el 1% de la producción científica mundial, medida en la cantidad y también en la calidad de las publicaciones. La Bioregió de Catalunya es actualmente un punto fuerte de la efervescencia investigadora en el ámbito de las ciencias de la vida.

Nuestra ciencia es buena y nuestros investigadores, atraídos de todo el mundo, han sabido construir varios polos de excelencia. Han sabido atraer talento bien seleccionado, pensar en grande, flexiblemente, driblar las trampas de la burocracia, actuar con valentía. La complacencia sería lo peor para el desarrollo competitivo, pero es necesario que la sociedad acompañe y reconozca las virtudes de aquellos que hacen bien las cosas. Tenemos que saber quiénes son y qué hacen, convertirlos en modelos inspiradores para nuestros hijos. En el ARA los queremos acompañar en la aventura de la transferencia de conocimiento a las empresas y explicar sus buenas ideas, los éxitos y los fracasos de los que hay que aprender. No somos ingenuos (del todo...): también hace falta dinero, de los mecenas privados y de los fondos públicos. Pero no es sólo una cuestión de dinero.

Todos tenemos trabajo si queremos un país exigente, también los medios de comunicación y sobre todo los que gestionan la cosa pública.

¿Cuál sería el margen de mejora de la universidad si tuviera más libertad y no dependiera del modelo español, si fuera por libre? La intuición y el ejemplo de la investigación nos dicen que sería grande, pero el grado de libertad para tomar decisiones no significa automáticamente que se tomen en la mejor dirección.

Una cuestión de exigencia

Si se quiere un país de excelencia tendremos que subir todos juntos el nivel de exigencia. En la empresa, en la ciencia, en la educación, en los medios, también en el mundo de la política. Debatir sin prejuicios y pedir que se rindan cuentas. Que la prudencia no nos haga traidores, pero tampoco acríticos.

La cuestión de confianza en Cataluña ha ido seguida del debate de política general, y lo más relevante es que el presidente de la Generalitat ha obtenido la confianza de la mayoría absoluta del Parlamento y continúa el proceso con el compromiso de convocar un referéndum. Rumbo al choque institucional con el Estado, que está determinado a actuar judicialmente. La mayoría independentista ha ganado un año, pero el tiempo pasa rápido y vuelve a haber una fecha marcada en el calendario. Comienza la cuenta atrás para dar a conocer qué país se quiere, y la negociación de los presupuestos no es un debate menor.

En España, los meses de parálisis del gobierno están a punto de acabarse con un pacto entre el PP y el PSOE. Los barones socialistas han culminado el golpe de estado contra Pedro Sánchez en el marco de una lucha por el poder acompañada de una lucha ideológica. Sánchez era capaz de hablar. Ni más ni menos. Su error, como dice un inteligente socialista, "ha sido perder". En unas semanas veremos cómo se crea de facto una gran coalición que permitirá a Rajoy quedarse en la Moncloa y el PSOE intentar poner orden después de la explosión. De momento, el PSC le han puesto imposible abstenerse si quiere mantener un poco de dignidad.

La pelea en el PSOE está convirtiendo a Rajoy en un estadista simplemente por comparación y aparentemente por su inmovilismo. ¿Quizás también por sus discretas negociaciones con los poderes fácticos del Estado, incluido Felipe González? Algún día lo sabremos. De momento, vistos estos meses con perspectiva, tanto Pablo Iglesias como Felipe González han hecho un servicio (¿impagable?) al PP.

El Estado cuenta con los tribunales y una gran coalición de facto con un PSOE agónico. La mayoría parlamentaria independentista vuelve a ser funcional, pero es irreconciliable en su manera de entender el mundo. Vienen meses exigentes, también para los ciudadanos.

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