El mal humor de la Fiscalía

Esther Vera
1 min

El juicio a los presos políticos empieza a poner visiblemente de mal humor a la Fiscalía del Estado. La declaración de los líderes soberanistas se ha cerrado con el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y la ex presidenta del Parlament, Carme Forcadell, haciendo una defensa de alto contenido político. Cuixart mantuvo al fiscal a distancia defendiendo la desobediencia civil, y Forcadell se defendió atribuyendo su actuación al ejercicio del parlamentarismo. La sesión volvió a mostrar a una Fiscalía que no consigue consolidar su relato de violencia, ni de alzamiento tumultuario. Si la Fiscalía y la Abogacía del Estado esperaban encontrar a hombres y mujeres humillados o arrepentidos, se han encontrado escuchando una defensa política que reconvierte el juicio en una causa por los derechos civiles y que busca cuestionar la calidad democrática española. El juicio apenas empieza y aparecerán todo tipo de testigos de la acusación, y la ultraderecha tendrá su momento de gloria en plena campaña electoral. Pero mucho se debería retorcer el derecho español para justificar la barbaridad de las penas que se piden sin provocar el escándalo de buena parte de la judicatura, aunque sólo hable en privado, o de la justicia europea, a quien Marchena mira continuamente de reojo cuando toma las decisiones. Otra cosa son las conclusiones políticas que se desprenden de las declaraciones, y el reconocimiento de que la estética ganó la partida a la política. Sobraron gestos y faltó valentía para dirigirse a los ciudadanos.

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