España tiene un problema

Es mérito de Rajoy y del centralismo que la sociedad catalana se hiciera más militante y decidida

Suso De Toro
4 min

EscriptorEspaña tiene un problema y esta vez no puede resolverlo con una masacre. Haga lo que haga el gobierno, vacíe el Estado, arruine a las familias, anule las libertades, acabe con la autonomía de la Justicia, la sociedad española demostró ser incapaz de reaccionar. Esta sociedad es muy débil, el franquismo sociológico lo transformaron en franquismo político y la opinión crítica ha visto como un partido que decía ser oposición, el PSOE, se entiende con este gobierno.

Curiosamente, el gran desafío al gobierno e incluso a los poderes del Estado lo creó ese mismo partido posfranquista que gobierna. Fue el PP de Rajoy quien con su campaña contra el autogobierno catalán condujo a la mitad de la sociedad catalana, la más viva, al independentismo. A Rajoy, además de su gestión directa desde el gobierno, habrá que sumarle ese mérito histórico.

Una vez que existía esa realidad social, esa ciudadanía tan extensa que se siente ofendida por el estado español y que cree que no le queda más salida que marcharse, los verdaderos poderes del estado se arremangaron y metieron directamente las manos en la masa, desde el Rey al poder financiero, y actuaron detrás de Rajoy utilizando los medios de comunicación como armas de agitación contra la demanda catalana. Un conflicto político creado interesadamente a beneficio del centralismo, que calculaba que lo beneficiaría en todo momento y que condujo, sin dejar lugar al diálogo, a un todo o nada.

Estoy convencido de que los poderes de la corte madrileña desconocían a lo que se enfrentaban. Nunca habían querido conocer ni neconocer a Cataluña como nación. Encontrar a un político español que sepa catalán es todo un reto. Y habían establecido un cómodo entendimiento con un grupo social que facilitaba gobiernos y garantizaba la paz social y, sobre todo, la nacional. En la corte siguieron imaginando a Catalunya a través de las figuras de Pujol, Durán i Lleida e incluso el primer Mas, pero la sociedad catalana cambió profundamente en los últimos diez años, apartó a esa casta que la había representado y emergieron sectores sociales nuevos y enérgicos. Fue mérito de Rajoy y los poderes centralistas hacer que esa sociedad democrática se hiciese más militante y decidida.

“Os montaremos un Ulster que os vais a cagar”, eso quisieron hacer. La hostilidad del gobierno y del estado, con todos sus instrumentos, es histórica, y ha dejado al descubierto que España no es una democracia que ofrezca protección y garantías a la ciudadanía. No hay justicia independiente, debemos temerla como debemos temer a la policía. Cataluña fue literalmente ocupada, como bien explicó a gritos el jefe de los antidisturbios enviado a Barcelona (“¡aquí yo soy la puta ley!”) tras agredir a un camarero porque le habló en una lengua que creyó que era catalán. Eso y todo tipo de violencias callejeras llevan viviendo los catalanes en sus ciudades y pueblos desde hace dos meses. Un intento de ulsterizar un país pacífico.

El estado español procesó, embargó, encarceló o exilió a los dos últimos presidentes de la Generalitat y a sus gobiernos. Los medios de comunicación españoles llevan meses difamando y dando una imagen negativa, absolutamente sectaria, de cualquier movimiento político de Catalunya y de ese país en general. Y en ningún momento ha habido un gesto de apoyo significativo, al contrario, los poderes y sus medios de comunicación solo alentaron manifiestos contra el referéndum. Los catalanes se han sentido solos e incomprendidos, incluso muchos de esos catalanes que han votado por los partidos del 155 se han sentido rechazados por España y los españoles. Nadie puede ya reparar esas heridas.

El camino iniciado por Rajoy, recogida de firmas, boicot, recurso contra el Estatut, radicalización del españolismo, “a por ellos”... tuvo consecuencia inmediata para su partido: los poderes financieros, ya a cara descubierta, comprendieron que en Catalunya su instrumento no podía ser el PP ni el PSOE-PSC, y apostaron por Ciudadanos con una financiación obscena y autocares de gente de toda España. No es probable que el IBEX y la Casa Real apuesten inmediatamente por un gobierno de Ciudadanos, todavía tienen un entendimiento que viene de siempre con el PP, que cuenta con una estructura territorial fuerte, pero es un serio aviso para Rajoy y abre el camino a un futuro gobierno del PP con Ciudadanos. Ya no hará falta que González y Cebrián conduzcan al PSOE a permitir gobierno.

Pero lo que el mundo, digo el mundo y no la sociedad española encerrada en la esfera de esos medios de comunicación, ha visto es que ni el estado con su violencia ha conseguido derrotar a esa ciudadanía catalana. El resultado del independentismo es una victoria de la democracia, de una ciudadanía que se enfrenta sin miedo a unas coacciones como no se habían visto en mucho tiempo en Europa. Esa Europa vacía de gobierno y de política.

No sé si Rajoy y el Rey, después de sus anuncios de aplicar castigos a Catalunya, volverán a comparecer, y no imagino como podrán enfrentar la humillación que le han propinado esos catalanes desarmados y con sus gobernantes presos o exiliados.

Españoles, lo repito, admiren a esa ciudadanía republicana, libre y sin miedo capaz de enfrentar porras, multas, cárcel o exilio. Con esa nación tendrá que dialogar y pactar ahora el estado español, ese estado para el que dialogar es humillarse.

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